domingo, 24 de octubre de 2010

Me encanta como mientes

Me encanta como mientes y como dices que solo existen mis ojos. Me engañas con tu mirada de niño y tu sonrisa juguetona, y creo que tengo delante a mi principito...Porque sacas lo mejor de mi y la niña que llevo dentro con todas las ilusiones.
Aunque cuando ya me has conocido y sabes que ya no te puedo dar más, tú tan inconformista buscas a alguien que te pueda dar más y olvidas cuanto te quiero. Que hasta que te olvide dejaras una gran huella en mi corazón y lo peor de todo que ya no seré la misma porque sino me acordaré de ti y así nunca podré olvidarte, haciendo me daño otra vez. Es tonto decirlo pero ojala no te hubiera conocido, por lo cabrón que has podido llegar a ser.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Merece la pena vivir.

Una tarde otoñal en que el frío cada vez era más intenso, me encontraba en el parque esperando a mi madre para ir de vuelta a casa despues de terminar las clases. Por el camino pasamos por una iglesia en que un hombre bastante mayor, con una mirada sincera que con solo mirarla te hacías una idea de todo lo que tenía que hacer pasado en esta vida y tan rasgados por el paso del tiempo; con el pelo gris como todos los demás ancianos y con un cuerpo tan delgado por la falta de alimentos. Me dio tanta pena de aquel pobre anciano que le pregunté a mi madre:
- Pobre, ¿no podemos hacer nada por él?
- Sabes que la gente tiene su vida, y que hora nosotros no estamos en el mejor momento para ayudar a nadie.
Después de aquella breve conversación, llegue a mi casa. Comimos lo que habia preparado.
En ese mismo instante llamaron a la puerta. Era mi tía que trabajaba en la parroquia y estuvo hablando con mi madre sobre un hombre que hallaba en la puerta esperando. Y mi tía le decía:
- ¿Necesito que me hagas un favor?Es sólo por unos días. Y además este hombre es lo mas honrado que he conocido, te puedes fiar de él.
- Quedarse en mi casa, pues no es lo que más me guste, pero está bien. ¡Qué sea la última vez!

 Así que mi madre me explicó que se iba a quedar un hombre a dormir porque en la iglesia no quedaba sitio y mi tía se lo había pedido. En cuanto ví a ese hombre lo reconocí.
Le enseñé la casa y lo llevé a la habitación de invitados como me había pedido mi madre.De pronto me dijo.
- Muchas gracias. Perdonad las molestias, me llamo Rodrigo.
- No importa. A mi me gusta tener invitados, así no me aburro. ¿Cómo has llegado hasta aquí?
- Te explicaré que de joven desprecié la vida y no supe vivirla, por eso estoy así.
- Yo vivía en Marruecos desde muy joven porque fue el único lugar donde encontré trabajo. Hace tiempo, una mafia me secuestró para que le ayudará a pasar droga, y proporcionarsela al cliente; sino lo hacía matarían a mi esposa. Y así fue, un día me negué y no hubo vuelta atrás la mataron sin piedad. Por lo que ahora estoy aquí intentando vivir lo poco que me queda y pensando que me encontraré con mi mujer.

- Siempre me habían contado historias parecidas. Lo siento muchísimo.
 Pasaron los días y Rodrigo cada vez nos caía mejor. Una tarde mi madre le pidió que se quedara conmigo porque iba a salir.Tan tranquilamente estabámos en la sala de estar y oí un crujido; no le dí importancia pero luego oí como se cerraba una ventana. Todo fue muy rápido, veía como un alto hombre vestido de negro me intentaba asfixiar y al final quedaba dormida.
Al despertarme estaba en un salón de estilo árabe y con colores muy vivos. Al lado mía estaba Rodrigo que le pregunté
-¿Qué está pasando?¿Por qué estamos aquí?
- Es la mafia ha venido a por mí, antes de irme de mi país le conté todo a las autoridades, y al parecer ahora quieren vengarse.
Un hombre bastante robusto y vestido muy elegantemente con traje blanco apareció por la puerta. No decía nada y creo que era el jefe de aquello. De repente Rodrigo dijo:
- Ella no tiene nada que ver es una niña timida, buena, alegre y fuerte. Dejarla marchar ella no me conoce; permanezco en su casa porque en la iglesia no hay cobijo ya. De verdad que no sabe nada. ¡Por favor!
El hombre dijo, mientras fumaba:
- Está bien. Pagarás un precio más alto y ya no te libras de esta.
Mientras decía esto el hombre que me asfixió entró en aquel salón que nunca pensé que podría vivir un mafioso. Me volvió a dormir y yo me resistía, lo útimo que recuerdo es como Rodrigo decía angustiado:
- No te preocupes...
Todo pasó muy rápido; estaba en mi casa, tumbada en mi cama, todo estaba en su sitio. Me acordé de Rodrigo y miré por toda la casa, no estaba. Llamé a mi madre para que viniera corriendo y contarle todo lo que había sucedido. Puse la televisión para no sentirme sola, estaban hechando una serie que a veces veía. En un instante un avance informativo informa de que se ha encontrado un hombre muerto y desangrado en una iglesia cercana a mi casa, no podían identificarle porque no aparecia en el registro y la policía dijo que lo mas seguro es que ese hombre fuera un loco y por la pobreza decidió suicidarse.
A los diez minutos llegó mi madre diciendo:
- ¿Qué pasa, porque me llamas con tanta urgencia?
- Mamá, mira lo que dicen, no puede ser...
- ¿No pensarás que es Rodrigo? Me acaba de decir tu tía que lo llamó esta tarde para llevarlo por fin a una iglesia de otra ciudad.
-¡¡Eso es imposible!!
Lo que mi madre decía era cierta y ella tan ingenua no me creía, a mi tía la habían amenazado la mafia para que contara esa mentira. Con el paso del tiempo nadie se acordaba de Rodrigo pero yo era la única que seguiría viviendo con esa experiencia y recordando a aquel hombre tan bueno, asesinado tan injustamente.